Un blockbuster dirigido como los ángeles (pero un blockbuster al fin y al cabo)

Título: Godzilla
Director: Gareth Edwards
Guión: Max Borenstein, David S. Goyer, Frank Darabont (historia de Dave Callaham)
Fotografía: Seamus McGarvey
Año: 2014
Duración: 123 min.
País: Estados Unidos
Productora: Legendary Pictures / Warner Bros.
Reparto: Aaron Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, David Strathairn, Bryan Cranston, Sally Hawkins, Juliette Binoche, CJ Adams, Richard T. Jones, Al Sapienza, Patrick  Sabongui, Godzilla
Gareth Edwards es el director de la nueva reinterpretación de Godzilla, el monstruo gigante más querido por el público, que hizo su primera aparición en 1954 con la película Japón bajo el terror del monstruo, considerada de culto. En las manos de este realizador (cuya anterior y única película es la deliciosa Monsters) está la responsabilidad de ofrecerle al rey de los monstruos un filme digno de su título, contando sólo con el precedente de Roland Emmerich.
Joe Brody (Bryan Cranston) es el jefe de seguridad de una importante Central Nuclear en Japón, donde trabaja con su mujer (Juliette Binoche) y vive una vida tranquila con su hijo. Un día, lo que parece ser una catástrofe natural sacude la central, matando a un gran número de trabajadores incluida la mujer de Joe. Catorce años después, Joe sigue obsesionado con aquel desastre, estando convencido de que no fue un desastre de la naturaleza, sino que ‘algo’ provocó la muerte de su mujer. Su hijo Ford (Aaron Johnson), un militar que acaba de volver del servicio casado con Elle (Elizabeth Olsen) y con un hijo de cinco años, volverá a Japón para intentar encauzar la relación con su padre, descubriendo el terrible secreto que el gobierno esconde…
Una de las escenas con más poderío visual del filme de Edwards.
Para mí, el principal ‘pero’ que se le puede poner a Godzillaes un pecaminoso guión pobre, sinónimo de paso del libreto por muchas manos distintas. El concepto de vivir un ataque monstruoso a la civilización moderna pero visto des del punto de vista del drama humano es muy interesante, pero el tratamiento que se le da en el filme es des del tópico y el cliché. Esto es: el científico que todo el mundo toma por loco pero acaba por tener razón, el matrimonio que se separa durante la catástrofe y termina por juntarse después de pasar cada uno su independiente calvario, el militar desobedeciendo órdenes directas con un plan descabellado que acabará por salvar a la humanidad… Amén de material de relleno y las siempre odiosas casualidades espacio-temporales. Los personajes principales son poco humanos, nada realistas, y sus interpretaciones tampoco son nada del otro mundo. Sólo Ken Watanabe y Bryan Cranston se creen el papel y dotan de algo de profundidad a sus sosos personajes.
Eso sí, es varios quintales superior a esa aberración lagártica que fue el Godzilla de Roland Emmerich(aunque ese estaba más estilizado y menos rechoncho…), que aún que la recuerdo con cariño por haberla visto con menos de diez años, no puedo sino avergonzarme de haber dicho alguna vez (cuando no tenía mis gustos cinéfilos bien definidos) «qué chula es esta peli de Godzilla«. Pero he aquí el problema. Emmerichno se tomaba en serio su propio filme, sabía qué material tenía y hizo un blockbuster, malo, sí, pero sin pretensiones. Gareth Edwards intenta profundizar en el drama humano del momento pero el, como ya he dicho antes, terrible guión impide que Godzilla se convierta en ‘algo más’ que un blockbustermuy bien dirigido y digno entretenimiento con su tensión medida y su disfrute momentáneo.
Sí que está un poco entradete en kilos, eh…
Porque, eso sí es innegable, visualmente es espectacular. Tanto por los efectos especiales que nos sumergen en la orgía destructiva de un lagarto gigante y dos bestias raras con dimorfismo sexual, como por la belleza formal de la dirección de Edwards y la brutal fotografía de Seamus McGarvey. El poderío visual de escenas como el lanzamiento de los militares sobre San Francisco, la de las vías del tren, o la del Golden Gate, es una maravilla comparable a algunos momentos del anterior filme (y opera prima) del director británico al que, por cierto, ya le han ofrecido la segunda parte de Godzilla y dirigir un spin-off de Star Wars.
En definitiva, debemos alegrarnos por los ecos de Spielbergy la honda superación del desastre de finales de los noventa, y, aunque lo he disfrutado cual crío aún con sus fallos, llorar un poco por un Godzilla que podría haber sido bastante mejor de lo que realmente vemos.
Lo mejor: la orgía destructiva en San Francisco de los últimos 40-45 minutos, el apartado visual de la cinta. Yo me lo he pasado MUY bien.
Lo peor: un guión muy flojo a brochazo y rodillazo de tópico y cliché, producto de la escritura que ha pasado de mano en mano hasta tres veces.

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